La literatura relacionada con la curación mediante las hierbas jamás ha sido tan abundante como en la actualidad. Puede afirmarse que lo verde vuelve a estar de moda. Está de moda, en efecto, hacerse herborista, pero también en la farmacia se advierte una presencia cada vez más frecuente de productos que harían decir a nuestros antepasados que «el tiempo pasa, pero los gustos no cambian». Así, tisanas, decocciones, etc., componen una oferta cada día más amplia para el tratamiento de determinadas afecciones.
A continuación, trataremos brevemente de estos remedios, un tanto simples y milagrosos, que necesitan prepararse según unas reglas precisas. Algunas sustancias, por ejemplo, se liberan sólo con la ebullición, mientras que otras se anulan a causa del mismo procedimiento y en ciertos casos, incluso, la ebullición procura la liberación de algunas sustancias nocivas; es necesario, por tanto, prestar atención y no incurrir en errores.
- Decocción: Se obtiene echando en una cacerola con agua fría las hierbas cuyos principios activos se desea obtener. Se mantiene cerrada e hirviendo de diez a treinta minutos. Una vez transcurrido este tiempo y enfriado el líquido, se filtra la solución.
- Infusión: Se vierte agua hirviendo sobre las partes de la planta que se desea utilizar. Emplear recipientes de porcelana, cristal o acero y mantenerlos tapados hasta alcanzar el completo enfriamiento. La solución debe filtrarse siempre.
- Maceración: Es un tratamiento al que se someten plantas enteras o partes de las mismas. Se sumergen en agua fría, alcohol, vino o aceite y se dejan cubiertas durante horas, días e incluso semanas.
- Tisana: Para simplificar, pueden definirse como tisanas todas las variantes de infusiones, macerados o decocciones preparadas con mucha agua y poca cantidad de hierbas.
- Jarabe: Se obtiene disolviendo en 100 gramos de agua casi el doble de azúcar. Posteriormente se añade la infusión o la decocción.
- Tintura: Se pone la planta a macerar durante 5-10 días en alcohol, que al actuar como solvente se enriquece en principios activos.
- Elixir: Para su preparación basta añadir azúcar a la tintura alcohólica.
- Cataplasma: Consiste en un emplasto para uso externo. Se obtiene mediante sustancias vegetales aceitosas, ricas en almidón o mucílagos, que se someten a una cocción y que, envueltas en algún tipo de tela o gasa, se aplican sobre la parte afectada. En general tiene funciones emolientes, sedantes o revulsivas.
- Extracto: Se obtiene siempre por maceración en agua 0 alcohol, y posteriormente se hace que se evapore el disolvente.
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