La diferencia entre comer bien y alimentarse

10 junio, 2014

Uno de los problemas que sin duda la humanidad ha debido afrontar desde los primeros tiempos ha sido la elección de los alimentos, problema que ha sido resuelto de forma muy diferente en función, sobre todo, de la época y del estadio de civilización alcanzado.comer bien

Se han encontrado algunas descripciones fragmentarias relativas a reglas de alimentación en escritos sumamente antiguos, que obedecian a cuestiones religiosas, a aspectos económicos o bien a problemas de salud, tal como se recogen en las investigaciones de Hipócrates y de Galeno. Puede afirmarse que ei estudio de la alimentación se ha convertido en una verdadera ciencia a partir del momento en que se pudo comprender cómo las sustancias alimentarias producían energía y la forma en que la utilizaba el organismo. El proceso de aprovechamiento es complejo e incluye, sin solución de continuidad, dos tipos de fenómenos: uno de desintegración, es decir, de aprovechamiento de la energía acumulada en los alimentos, y otro de reintegración, es decir, de recuperar la energía consumida durante el trabajo.

Los alimentos constituyen la fuente a la que debe acudir nuestro organismo para obtener todo cuanto le resulta indispensable, a fin de mantener un equilibrio adecuado entre energía y materia. Sin embargo, muy a menudo y fuera de toda lógica, nuestro comportamiento alimentario queda determinado en gran medida por los hábitos y costumbres; con ello queremos decir que un hecho tan importante como la alimentación no es el resultado de una clara y correcta conciencia de alimentación, sino que deriva sencillamente o queda determinado por las costumbres, influjos externos que de un modo u otro intervienen en nuestra vida cotidiana.

Lo que comemos no siempre es el resultado de una elección higiénica y dietética con el fin de conservar o mejorar nuestro grado de salud; al contrario, la mayoría de las veces tratamos exclusivamente de dar satisfacción a prejuicios o condicionamientos. Los principales factores negativos que influyen en nuestro comportamiento alimentario son una información incorrecta o escasa, hábitos nocivos y condicionamientos publicitarios.

Con frecuencia carecemos de una verdadera educación alimentaria; en la mayoría de los casos, « Comer bien » equivale a ingerir una comida abundante y apetitosa, cuando en realidad significa suministrar a nuestro organismo la cantidad y calidad justas de sustancias nutritivas que requiere. Los medios informativos suelen colaborar a menudo en la perpetuación de este error: en efecto, lanzan mensajes publicitarios de productos, movidos por una finalidad lucrativa y no por la preocupación de desarrollar actividad educativa alguna.

Por todo ello, será útil, además de interesante, que cada uno de nosotros analice su régimen alimentario, centrando la discusión en determinadas costumbres inveteradas de las que dependen a menudo excesos o trastornos alimentarios, e incluso enfermedades en el peor de los casos.



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